Juanita Montenegro se pasó la guerra conduciendo un coche. Actriz emergente del cine español y hermana de Conchita Montenegro, que rodó varias películas en Hollywood, en Francia y en Italia durante los años treinta, Juanita se presentó en las oficinas de la Unión Republicana cuando se suspendió el rodaje de su película La Malquerida, sobre una obra de Jacinto Benavente, y como acababa de comprarse un automóvil y sabía conducirlo —en aquella España de 1936 era raro encontrar a una mujer al volante— se ofreció para trasladar a los dirigentes del partido donde hiciera falta. «No podía quedarme en casa esperando tranquilamente que todo se solucionase o todo se hundiese», cuenta que le dijo a la prensa el escritor Vicente Álvarez de la Viuda, que la ha convertido en un personaje de su novela monumental Todas las ruletas son rusas (Editorial Difácil).
Menos famosa que Conchita —que rodó con Chaplin y con Clark Gable—, Juanita mereció un reportaje en la revista Mundo Gráfico. Y si las imágenes de la Montenegro llevando un auto eran poderosas para la época, a más de uno le daría un vuelco el corazón al ver cómo una de una de las hijas naturales del antiguo ministro de Orden Público durante la dictadura de Primo de Rivera, el general Martínez Anido, manipulaba una pistola vestida de miliciana en la portada de la publicación.