Javier Menéndez Llamazares escribe en El Diario Montañés que Stuka, «elegante y precisa», es «una novela intensa que se ennegrece por momentos y en la que lo fantástico asoma también, hasta casi infundir vida a ese pájaro metálico y nefasto que ha pasado a la memoria colectiva como Stuka, un sinónimo de muerte y destrucción».