A Miguel Delibes lo reconocían a menudo en Campo Grande, el gran parque de Valladolid. El autor de Diario de un cazador y La sombra del ciprés es alargada solía caminar los domingos por ese gran triángulo con tres fracturas en un vértice que da forma al corazón verde de la ciudad. Era una sombra más.
En Campo Grande hay un palomar. Una faisanera. Una pajarera también. Un estanque y una cascada. Una Fuente del Cisne, con su pérgola, y una Fuente de la Fama. La escritora Rosa Chacel tiene una estatua. Un busto, el académico Leopoldo Cano. Y más de sesenta especies, dice la enciclopedia universal, se han adaptado a los inviernos fríos y los veranos castellanos; los cedros del Líbano, el arce blanco y el americano. Las acacias, los tejos, los plátanos, los sauces llorones, un saúco y un ciprés de los pantanos. En la Fuente de la Fama crece el árbol del Amor y un gran pinsapo. Fresnos, abetos, pinos, secuoyas, dos alisos junto a la pérgola, tilos, palmeras, palmitos, encinas y un haya que rivaliza con el pinsapo, son otras especies que contemplaba Delibes cuando descansaba en un banco.