Columna opinion

Madrid

Dice Andrés Trapiello cuando habla de Madrid en su nuevo ensayo que las ciudades no tienen prólogo y los lugares nunca son como nos imaginamos. Cuenta el escritor que la capital de este país azotado por la segunda ola del coronavirus está hecha a partes iguales de sueño y de verdad. En una esquina de la plaza de Callao, un tenor entona una vieja canción de Lacalle y Roldán; Amapola, lindísima amapola. Lo hace sin mascarilla, para poder cantar, y con la funda de una guitarra a cuatro metros, de forma que a los transeúntes que le echan una moneda no les alcancen sus aerosoles. Y parece salido de un sueño. Un viajero de un tiempo anterior, menos áspero.

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